La revelación de un Sueño



Luna Mengua y llega la despedida.
Un abrazo.

Así, suave, de lejos, para que llegue cuando tenga que llegar.
Te Agradezco.

No voy a entrar en razones, todas ellas han provocado siempre una guerra tras otra y no hablo de ti, ni de mi, hablo de un mundo entero que se justifica sin reconocerse Universo.

Me Amo, y es por eso vengo a decirte que ya me he ido de tu jardín.
Es simple y tiene que ver conmigo, no contigo.

No juzgo la certeza de un sentir profundo.
Darme cuenta y entender, no es lo que deseo aprender ahora contigo, en mi Vida.

Tantas cosas en un espacio de tiempo, con éste mismo final.
Perdóname lo que juzgues.

Siento lo que tu sientes, en mi.

Suelto el abrazo, con la mayor de mis ternuras.

Soltar en Luna Llena




No negaré la dificultad en parir nuevas emociones encontradas en lo más profundo de mis aguas, dónde las olas han empezado a aprender a Ser, no fermentando amargas.

Reconociéndome en el mismo Amor y la Herida, respeto el Milagro en la Mirada, Agradeciendo los placeres que comparto y haciéndome el favor divino de Disfrutarlo.

Me respondo, que hay que cuidar de limpiar bien esta herida, la mía en Sangre propia que nos identifica como iguales en la diferencia, de ésta maravillosa existencia que nos nutre, cada día.

Me respondo, qué además, quizás también puedo permitirme confiar en la Sanación que nos Bendice y dejarme cicatrizar en mi raíz, dejarla cicatrizar en lo propio, diciendo basta, no sea que al final vaya a ser yo misma quién mantenga la herida abierta en el presente con tanto levantar su costra, no sea que se infecte.

La Tierra me sostiene y en ella la fuente del Poder de lo creamos para nutrirnos.

La poesía de sentir la Belleza cuando accionamos con el corazón la creatividad del día a día, permite formar parte del Milagro, allí dónde nacen las lágrimas de emoción que dejan espacio para fundirnos en lo auténtico, con espacio para el dolor y también la alegría de compartirnos, cómplices en el Viaje a cada una de nuestras esencias.

Agradezco el billete de ida a la intimidad del estar conscientes de cómo cuidamos nuestro jardín y reconocernos en ello, el regalo que me trae de vuelta al Ser.

Mi Diosa de la Cosecha juega con la Luna de Artemisa, mientras la alquimia da rienda suelta a ambos placeres.

No guardo secretos y me dejo en mi Naturaleza de Mujer, reconociéndome también en el anhelo de mi Feminidad y mi incipiente Madurez.

Hay un Dolor tranquilo que se expresa.
Soy la primera sorprendida en que sólo escuchar la palabra Maternidad, la emoción se manifestara en lágrimas.
Me costaba hablar, porque me costaba reaccionar a ello, sentir la profundidad en mis aguas me ahogaba de impresión, eso es cierto, pero también puedo respirar el aire y no bloquearme en quejidos.
Reconociendo fantasmas.
Explotando miedo.

Sentir la presión del tiempo también es un aprendizaje.

Me considero una Mujer afortunada y el camino hasta reconocerme no ha sido fácil. Soy consciente del proceso en el que los errores cometidos han ido transformándose en la fuente de aprendizaje de Vida que me identifica en el camino del Ser, en mi persona.

Siento que en ésta incipiente madurez, abrazo el sentimiento del aquí y ahora, con la bendición del ciclo de los ciclos.

En esta realidad y mis deseos del momento, me pongo de pies puntillas para tomar conciencia de la perspectiva.
Al mismo tiempo, mi útero se contrae, constantemente, hacia la Tierra.
Palpitando, pleno de propiedad, húmedo.

He pasado por todas las relaciones de mi Vida, respetando los tiempos y los ritmos, controlando sin detenerme nunca a pensar si yo quería decidir el momento.
Quizás no tuve tiempo, siempre esperando a que la situación fuera “segura”.

Situación segura... ¿segura de qué?, ¿de poder mantener la criatura, de que su padre fuera mi compañero para siempre, de poder tener una casa propia, un trabajo al que regresar.?.. ¿segura de qué?... ¿de que cae bien a mi padre, de que él sepa qué hacer con su Vida, de que me de “seguridad” sólo cuando yo quiera aceptarla?

Segura ¿de qué?
Sólo del deseo de engendrar Vida, con una entrega absoluta de Amor y Respeto hacia ese Gran Misterio, del que formamos parte, siempre y cuando, la Vida, dé sus Bendiciones a mi Sangre, y Gracia para servirla.

Confío en aprender a saber transformar las dificultades en experiencias... confío en la aceptación de nuevas formas de relación en la pareja, superando un ideal que no sé cual es, ni si tiene forma o estructura.
Sólo tengo seguridad, ahora, en la escucha conmigo misma.